Lo dijo Dusko Ivanovik, entrenador del Caja Laboral, justo después de que Fernando San Emeterio anotase un dos más uno para ganarle por 3 a 0 la final de la ACB al Barcelona: "A veces, la realidad es tan bonita que supera a los sueños". Lo recuerdo bien porque he visto ese final repetido hace no mucho, a finales de diciembre en medio de la sierra madrileña y de una felicidad plena, más allá de una realidad navideña.
Es raro que yo cite al bueno de Dusko porque no me cae muy simpático la verdad, tenemos una manera bastante distinta de entender el baloncesto, pero he recordado esta frase estos días viendo el rendimiento, el éxito y el nivel que están dando los jugadores del Blancos de Rueda Valladolid que, tras ganar a Menora, están situados en la tercera posición de esa misma ACB, con siete victorias más que los equipos de descenso, supuesto objetivo inicial de un equipo modesto con uno de los presupuestos más bajos de la liga, y con tres más que el noveno en la tabla y fuera del playoff, objetivo para este equipo una vez que han llegado hasta aquí.
Clasificados para la Copa del Rey por primera vez y como cabezas de serie, con una ambición basada en el juego defensivo y desquiciante, desde el respeto y la humildad, sin malos gestos, sin chulería frente al contrario, con un equipo basado en jugadores hasta hoy secundarios de lujo, que destacaban en ligas menores, sin pretensiones, siendo ignorados por sus selecciones... le están haciendo cosquillas a los dinosaurios de esta competición. Y eso me hizo recordar la cita del bueno de Dusko y darme cuenta de que ni en los mejores sueños de estos jugadores ni de aquellos que tenemos simpatía por este equipo, esta situación se podía dar.
Pero ahí está la realidad, ganando por goleada al sueño. A veces la realidad en forma de vida nos da bofetadas que dejan de vuelta y media, que te cambian, que te anulan durante un tiempo... Pero hay otras ocasiones en las que los saltos al vacío salen bien, en los que te tiras a la piscina sin saber si cubre o no pero siempre puedes nadar un poco, sin golpes, sin ahogarte. A veces el valor tiene recompensa y otras los cobardes salen ganando.
Me lo dijo un compañero de equipo hace poco, mientras disfrutábamos de la cena de equipo que hace que jugar en Carbajales sea todo un lujo del que presumir. "La vida buena es cara, hay otras más baratas... pero no son vida". Quizá sea verdad. Mientras llegamos a tener para esa buena vida, juntamos monedillas en una hucha para poder darnos algún capricho de vez en cuando.