viernes, 21 de enero de 2011

Ramas y niebla




Depende de la densidad, de la luz existente, incluso del momento del año, pero, a veces, tanto las ramas como la niebla dificultan ver qué hay más allá, al final de la calle, al otro lado del parque, al cruzar el puente o, incluso, en la habitación de al lado.

En ocasiones, allí donde se intuye la penumbra es, precisamente, de donde emana una luz sorprendente, que indica que ese puente no marca ningún límite hacia la nada, sino que une calles de luces blancas con las de luces anaranjadas, que sirve de paso entre la niebla para aquellos que encontramos el descanso y la tranquilidad al otro lado.

Quizá hay un leve ápice de inspiración en noches en las que las ramas sin hojas, que esperan su poda pacientemente, dan un mayor interés a lo que ocultan.

Dicen que ahora vuelve el frío, cambiaremos de nuevo la niebla por las heladas. Habrá que guarecerse al calor de una buena imagen.

martes, 11 de enero de 2011

La Fuente del Sol



Ahora me parece un lugar lejano, casi olvidado entre recuerdos borrosos de hace no tanto tiempo. Quizá sea el cambio de ciudad, de gentes, de ambiente, de sueños... lo que hace que la Fuente del Sol no me parezca la pequeña colina que hay al lado de nuestra casa.

Cientos de paseos, de meriendas, de cumpleaños, de fiestas de fin de curso; el primer fuego con palos y, después, decenas de parrilladas, de fútbol entre los coches del aparcamiento, de risas y de una adolescencia con más inocencia que maldad.



A veces olvidamos que los minutos de ahora duran lo mismo que los de hace años; perdemos costumbres y dejamos que crezca en nosotros la idea de que "no tenemos tiempo" para las cosas que después añoramos.

Quizá este pequeño bosque acosado por la ciudad que le cerca es uno de esos sitios. Quizá esta primavera sea el momento de repescar algún recuerdo y coger un pedacito para crear otros nuevos.